Colombia, ejemplo en emprendimiento femenino

4 de mayo de 2018

emprendimiento femEs el país de América Latina donde más ha crecido y con mayores expectativas hacia el futuro.

Emprendimientos guiados por valores, inspirados en los negocios familiares o en las vidas de otras mujeres y que buscan transformar el mundo, son algunas de las características del emprendimiento femenino que lo hacen único.

Así lo ha encontrado en sus investigaciones cualitativas sobre emprendimiento femenino en Colombia Luz Marina Ferro Cortés, profesora asociada de la Universidad de los Andes quien además cuenta con un doctorado en emprendimiento. Ella explica que las mujeres se preocupan por cambiar su entorno, por tener un impacto social más allá de los resultados económicos de un negocio. El tema ambiental se les da de manera natural y no buscan figurar, suelen tener un bajo perfil.

Estas mujeres que ella ha estudiado se encuentran en diferentes sectores de la economía como el manufacturero, el de alimentos y las industrias creativas. Han emprendido porque lo han querido, no solo por necesidad como lo habían encontrado hasta el momento estudios cuantitativos en varios lugares del mundo.

En Colombia, cuando Ferro comenzó a hablar de emprendimiento femenino, en el 2013, nadie más lo hacía y a pocas personas les interesaba. Hoy casi que se ha vuelto un tema de moda, pero en el que en su concepto falta mucho por investigar en aspectos más cualitativos que cuantitativos.

Ha encontrado que muchos de estos negocios han crecido en forma paralela mientras las mujeres estuvieron empleadas y con el paso del tiempo se dedicaron del todo a estos. Las mujeres comenzaron a emprender entre los 25 y los 40 años de edad y en el caso específico de las científicas emprendedoras, ellas han logrado sacar adelante sus negocios porque han contado con esposo o pareja que las han apoyado mientras despegan. Por lo general son hombres que se han formado fuera de Colombia o extranjeros que tienen un concepto diferente de los roles de género.

Según el más reciente Global Entrepreneurship Monitor (GEM), el estudio más grande sobre emprendimiento en el mundo, Colombia es el país que tiene el crecimiento más rápido de mujeres emprendedoras en América Latina y el Caribe. Su participación en el mercado colombiano fue del 15 por ciento en 2014 y en 2016 llegó al 25 por ciento. Por el contrario, en América Latina el aumento durante el mismo periodo fue del uno por ciento al pasar del 16 al 17 por ciento.

El GEM también concluyó que las mujeres empresarias colombianas tienen 5% más de probabilidad de ser innovadoras que los hombres y que Colombia tiene una expectativa de crecimiento del emprendimiento femenino del 35 por ciento, la más alta en América Latina y el Caribe.

Ana María Gómez López, directora de Met Community Colombia, comunidad internacional que promueve el emprendimiento femenino y conecta a las mujeres que tengan una idea de negocio o negocios ya establecidos en temas de energía, sostenibilidad y tecnología y que desde hace nueve años trabaja en Colombia, explica que este aumento del emprendimiento femenino en el país se debe en buena parte a sus condiciones sociales, que las han llevado desde muy tempranas edades a buscar su propio sustento, a salir a ganarse la vida como consecuencia del abandono familiar, de la violencia intrafamiliar o de la misma violencia de la sociedad.

Agrega que Met Community promueve el uso de la tecnología en los emprendimientos femeninos y que dentro de las 4.000 mujeres colombianas que han recibido beneficios de Met, sí existen ejemplos en temas como realidad virtual e inteligencia artificial. Sin embargo, aclara, la cantidad de mujeres dedicadas a emprendimientos tecnológicos también se ve reducida porque menos mujeres estudian carreras relaciones con el tema.

Afirma, además, que el número de emprendimientos femeninos que se mantienen después de los tres años en el país es más alto que en otros países de Latinoamérica.

Recursos difíciles

Tanto Ferro como Gómez han encontrado, la primera en sus estudios y la segunda en su experiencia, que a la hora de conseguir recursos a las mujeres sí les resulta más difícil que a los hombres.

Ferro afirma que a muchas de ellas les ha tocado ir con sus esposos a los bancos para que les ayuden a tramitar los créditos porque les creen más a ellos y Gómez explica que un estudio del BID mostró que los bienes y la tierra de las parejas y de las familias, están registrados la mayoría de las veces a nombre del hombre de la casa y por esto ellas no cuentan con garantías para los préstamos que pueden solicitar en las entidades financieras.

Según Gómez, otro obstáculo es que a la hora de presentarles a los posibles inversionistas sus proyectos, que por lo general son charlas de tres minutos, muy cortas con los representantes de fondos de capital, el tono de voz de la mujer, su ropa, su figura, sus gestos, terminan afectando más la decisión del futuro inversionista que cuando el emprendedor es un hombre. Gómez afirma que esto es algo inconsciente, pero que muchas veces aleja a las mujeres de los recursos de estos fondos.

Los estudios han demostrado también que los hombres cuentan con redes más amplias en sus negocios y por eso tienen más contactos en los bancos, por fortuna, explica Gómez, la experiencia de Met Community en los países donde se encuentra, México, Perú, Colombia, España y Estados Unidos, ha demostrado que cuando las mujeres se conectan con otras establecen relaciones fácilmente y ganan confianza en sí mismas. “La comunidad las empodera”, afirma.

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