Clesus desarrolló y patentó un nuevo tipo de equipo eléctrico-electrónico que ayuda a las empresas que utilizan variadores de velocidad a ahorrar energía y a tener una producción más limpia.
Por su trabajo en ABB y en empresas del sector petrolero, Sebastián Botero sabía que en diversas industrias es necesario cambiar la velocidad de operación de los motores eléctricos de Media Tensión (MT), en los cuales se necesitaba una amplia gama de voltajes de entrada de alimentación para operar correctamente.
El problema que encontró es que los equipos comúnmente utilizados para realizar esta actividad son tres transformadores sumergidos en aceite mineral (MOI) conectados a variadores de frecuencia variable (VFD) de Baja Tensión (BT), una tecnología que requiere grandes inversiones y que genera riesgos para el medio ambiente y las personas debido al uso del aceite mineral.
Botero entendió que había una oportunidad de negocio si se lograba desarrollar un equipo para hacer ese cambio de velocidad a un menor costo económico y ambiental, pero no tenía el conocimiento específico para diseñarlo. Entonces conoció a Francisco Ortiz, quien convirtió esa idea en una realidad.
“Cuando empezamos a aterrizar la idea encontramos obstáculos, como la manera de refrigerar los equipos, entonces tuvimos que desarrollar el sistema de refrigeración”, recuerda Botero.
Les tomó ocho años desarrollar el MDS (desarrollo Clesus®) un sistema patentado que contiene en un solo gabinete todos los elementos necesarios para cambiar la velocidad de los motores eléctricos de Media Tensión, el cual se refrigera por aire. Este equipo es muy útil para las empresas que utilizan variadores de velocidad como cementeras, ingenios azucareros y empresas mineras y les permite ahorrar energía y tener una producción más limpia.
Cuando tuvieron la certeza de que el equipo era viable técnicamente, constituyeron Clesus, su empresa, obtuvieron la patente y salieron al mercado. La empresa se instaló en Pereira, una ciudad que tiene un amplio desarrollo para los fabricantes de transformadores, debido a que los fabricantes de equipos eléctricos se instalaron allí para atender a las fincas cafeteras que utilizan máquinas eléctricas para despulpar el café.
Primeras ventas
A pesar de su propuesta innovadora, no fue fácil iniciar la comercialización del equipo en Colombia. Curiosamente, su primer cliente fue una empresa de la India que conoció su trabajo gracias a un amigo que trabajaba en Omán.
Fueron dos años muy duros, pero ya estamos en punto de equilibrio”, afirma Botero.
Las ventas en el mercado nacional reaccionaron y ya tienen clientes en Villavicencio, Neiva y Barrancabermeja.
Sin embargo, todavía no han logrado acceder a Ecopetrol, cliente que les abriría el acceso a otros grandes del sector.
“Los equivalentes de Ecopetrol en el exterior sí nos han prestado atención, les hemos llegado por correo, con presentaciones cortas y dándoles información”, explica Botero.
Otro problema que han tenido se refiere a la falta de facilidades para el desarrollo de productos como el suyo.
“Lo más difícil cuando uno produce un equipo muy desarrollado técnicamente es que no hay laboratorios para hacer pruebas y validarlos. También es muy duro conseguir recursos, porque la gente no ve la aplicación del equipo tan fácil”, explica Botero.
El siguiente paso que se han planteado es la ampliación de su portafolio. La asesoría en mercadeo que les hicieron en el programa Aldea de INNpulsa, los llevó a desarrollar otros productos de menor valor como las unidades móviles y los Skids, una jaula metálica del tamaño de un contenedor donde se meten varios equipos eléctricos para protegerlos del vandalismo o de un incidente con algún cable expuesto.