Aplicando la tecnología del internet de las cosas, un par de ingenieros desarrollaron un sistema para hacer más eficiente el proceso de inseminación artificial en el ganado bovino. La efectividad del dispositivo es del 95%.
Uno de los principales dolores de cabeza de los ganaderos es identificar cuándo entran en celo las vacas para poderlas inseminar y garantizar la producción de leche y terneros. El celo se produce cada 21 días y solo es efectivo inseminarlas durante las primeras 12 horas después de que éste se inicia. Cada celo perdido representa $300.000.
Ese fue el problema que los ingenieros eléctricos Fredy López, de Pereira, y Edgar Hernando López, de Cali, se propusieron resolver: ¿cómo crear un detector de celo que ofreciera alta efectividad?
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Cuando arrancaron, la solución que existía en el mercado era un contador de pasos que venía de Estados Unidos, cuya efectividad estaba alrededor del 50%. Este sistema, desarrollado para la ganadería intensiva, no es tan eficiente para un sistema extensivo como el de Colombia, donde los animales permanecen en grandes potreros y las vacas pueden aumentar su locomoción no solo porque están en celo, sino por múltiples causas.
Los dos emprendedores se centraron, entonces, en cómo garantizar el mayor índice de aciertos y la respuesta la encontraron en la señal primaria del celo, que es infalible: este empieza cuando la vaca se deja montar.
Fue así como diseñaron un chip inyectable que se pone en la cola de cada vaca, y un dispositivo electrónico en un arnés que se le pone a un toro castrado, pero que mantiene su instinto sexual. De esta manera, cuando el toro detecta una vaca en celo, la monta, el arnés lee los datos del chip y les envía la información sobre cuál hembra está apta para la fertilización a las personas responsables de la inseminación.
“La investigación para el Celotor duró casi cuatro años, gastamos nuestros recursos, vendimos lo que pudimos para tener un prototipo, y finalmente pudimos validar que éramos capaces de detectar el celo y mandar esa información por celular. Con esa validación del concepto comenzamos a buscar recursos y en ese proceso encontramos a Colciencias, aplicamos para una convocatoria de investigación y conseguimos recursos”, explica Fredy López.
Después de eso, “nos presentamos con Wayra, la aceleradora de startups digitales de Telefónica, al Demo Day, recibimos inversión en 2012-2013 y con eso logramos recursos para hacer investigación, pruebas y equipo como tal”, recuerda el emprendedor.
El siguiente paso
Aunque en 2016 empezaron a vender el Celotor, al salir al mercado encontraron que todavía debían hacerle ajustes al producto. En el 2017 las ventas despegaron y empezaron a recibir pedidos de toda Colombia, así como de España, México, Costa Rica y Bolivia. “Los clientes llamaban y cerrábamos negocios”, señala López.
Ya cuentan con una red de distribuidores que visitan las zonas ganaderas, y sus principales clientes se concentran en Cundinamarca, Boyacá, Costa y Valle, pero también atienden mercado en Meta, Santanderes y Risaralda.
El éxito del producto se debe a que lograron llegar a una efectividad del 95% en la detección del celo. Hoy, entre 25.000 y 30.000 vacas tienen el sistema en funcionamiento. “Normalmente, nuestros clientes recuperan la inversión en los dos primeros meses de operación”, explica López.
El mercado es amplio pues el hato ganadero vacunado de Colombia es de 26.026.282 de animales (25.692.302 bovinos y 333.980 búfalos) con una cobertura del 97.86%, de acuerdo con el Informe de Vacunación 2017 del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), del II ciclo de vacunación contra la fiebre aftosa y brucelosis bovina, adelantado en el segundo semestre de ese año.
Los emprendedores se encuentran en el proceso de registro de la patente de inversión en varios países, gracias a que recibieron ayuda de Colciencias para la protección de la propiedad intelectual con patentes internacionales.
Ahora Logsent, como se llama la empresa, está trabajando en una versión del dispositivo para la ganadería de Estados Unidos y Europa que es intensiva, es decir, que las reses no pastan libremente sino que se encuentran cercadas.
Y las innovaciones no terminan ahí. Ahora Fredy y Edgar Hernando López están desarrollando otros productos tecnológicos de transmisión a través de internet de las cosas. La innovación hace parte de su ADN.