Ser emprendedor es admirable pero garantizar la sostenibilidad de una empresa requiere de un esfuerzo mucho mayor. La Asociación Bancaria de Colombia (Asobancaria) estima que por cada 100 nuevas micro, pequeñas y medianas empresas, tan solo 43 se mantienen con vida cinco años después, por lo que plantea tres factores clave para su crecimiento y permanencia en el tiempo.
En comparación con países de la región, la tasa de supervivencia colombiana es baja, pues en Argentina y Chile el indicador es de 49% en el primer lustro, cifra que está acorde con las tasas observadas en economías de ingreso alto como Francia (52%), España (50%) o Estados Unidos (52%).
Según el análisis del gremio existen determinantes microeconómicos (elementos administrativos propios de cada empresa, innovación y su entorno sectorial), macroeconómicos (ciclo económico, estructura competitiva y demanda) y geográficos (desarrollo de la región, clúster y disponibilidad de la fuerza laboral) a los que se enfrentan las mipymes para sobrevivir, teniendo en cuenta que las principales dificultades están en el acceso a la financiación formal, un factor transversal a todos estos aspectos.
En el caso colombiano la participación de este segmento empresarial dentro de la cartera comercial, contrario a lo observado en países de la región, no es considerable. La cartera de este segmento empresarial, con corte a abril de 2018, ascendió a $71,7 billones, lo que representa el 28,7% de la cartera empresarial, el 17% de la cartera total de los bancos y el 7,5% del PIB. En Brasil por ejemplo, la cartera de este segmento representa 37% del total de la cartera empresarial, una participación que en los países de la OCDE sube al 56%.
A pesar de los esfuerzos de la banca por especializarse, en los últimos años el crecimiento de la cartera mipyme ha presentado una moderación sostenida y hoy se ubica en terreno negativo, (-3,4% en abril del 2018), lo que ha derivado en una disminución de la profundización crediticia. Esto se debe fundamentalmente a la autoexclusión de los empresarios del sistema financiero pues consideran que no necesitan el crédito o asumen que su solicitud será negada.
Por ello, Asobancaria sostiene que hay tres oportunidades para extender la probabilidad de supervivencia de las mipymes en el tiempo: El primero es el acceso a otras modalidades de crédito como el factoring, leasing o las nuevas garantías. El segundo es desarrollar una vocación exportadora y el tercero es el fortalecimiento de programas de educación financiera.
Los cálculos sugieren que la gestión exitosa de estas oportunidades podría elevar sus tasas de supervivencia a cinco años de 43% a 80%, lo que tendría un impacto notable en el aparato productivo nacional y en el desempeño económico de cada una de las regiones del país.
Vale recordar que la estructura empresarial está compuesta en 96,4% por mipymes, unidades productivas que no sobrepasan los 200 trabajadores y poseen activos inferiores a los 30.000 SMMLV, generan aproximadamente el 40% del PIB y el 81% de los empleos formales del país, por lo que su buen desempeño es un factor indispensable en el crecimiento económico del país.