Cada vez son más las personas que buscan una idea que revolucione el mercado, modifique hábitos y marque un hito en la historia. La habilidad de relacionar conceptos y experiencias para crear, es una conducta que podemos cultivar.
Por: José Betancourt, DBA(c). Profesor LSO.School, consultor de lymgroup.comAlgunos autores (Dyer, Gregersen y Christensen, 2012) han estudiado las características de los innovadores, e identificaron la capacidad de asociar conceptos para producir ideas disruptivas como una de las características comunes entre aquellos que han alcanzado el éxito. La buena noticia es que esta habilidad se puede desarrollar; no requiere de un coeficiente intelectual o un don excepcional. El cerebro tiene la capacidad de sintetizar y combinar los aprendizajes, pero es necesario labrar el camino para que se encauce de forma productiva.
Existen múltiples formas de aplicar la asociación en el día a día. Algunos innovadores se obligan a pensar por fuera de los parámetros tradicionales y lanzan preguntas como ¿qué pasaría si combinamos esto con esto? Conceptos que en primera instancia no guardan relación alguna, pueden conectarse para generar soluciones, a veces un tanto particulares, que pueden catalizar ideas de negocio alternativas y prósperas. Larry Page, cofundador de Google, en principio conectó el modelo de citación académica con la búsqueda de páginas web, para lanzar Google como un buscador eficiente que posicionara resultados con base en la cantidad de vínculos que estos tuvieran en la red.
Otra práctica posible de cultivar es la de observar un problema de cerca y luego alejarnos para verlo desde otra perspectiva, es decir, conocer los detalles en profundidad y luego tomar distancia para verlo en perspectiva. Uno de los grandes usuarios de esta técnica era Steve Jobs, por ejemplo, cuando construía el primer ordenador Mac quería conseguir el acabado perfecto de plástico, en un momento quiso desbloquearse visitando un almacén de procesadores de alimentos, donde descubrió un plástico con las propiedades adecuadas para su producto tecnológico.
También es importante la práctica de adoptar el pensamiento Lego, es decir, recopilar la mayor cantidad de ideas o “piezas” para combinarlos de forma que nuestra creación sea el fruto de una amplia mezcla. La especialización es necesaria, pero en la medida que tengamos una gran reserva de información variada, proveniente de diversos campos del conocimiento, las ideas podrán tener mayor capacidad de disrupción.
En el libro El ADN del innovador se plantean 5 conceptos para desarrollar la habilidad:
1. Forzar nuevas asociaciones,
2. Adoptar el rol de otra empresa,
3. Crear metáforas,
4. Construir nuestra propia caja de curiosidades y
5. aplicar la técnica SCAMPER.
A continuación se explica cada una de ellas:
(1.) Forzar nuevas asociaciones. En muchos casos la combinación de ideas no se da de manera natural, y se requiere presionar el proceso para alcanzar el resultado esperado. Por ejemplo, para muchos un microondas y un lavavajillas son productos que no guardan ninguna relación, pero EdgeStar y KitchenAid produjeron una tecnología de calor para limpiar y desinfectar los platos usando cantidades limitadas de agua.
(2.) Adoptar el rol de una empresa diferente. TBWA instauró la práctica de vestir y actuar en un determinado día del mes como si fueran trabajadores de las empresas más innovadoras del mundo, como Apple y Virgin, esto con el fin de tener perspectivas distintas frente a los problemas habituales.
(3.) Crear metáforas. Esta es una forma de generar nuevas relaciones, presentarlas a los colaboradores y al público de forma sencilla, sin que nos apartemos de la genialidad de nuestra idea o producto. Por ejemplo, TiVo cambió el modo de ver televisión porque lo convirtió en una revista, es decir que el usuario podía comenzar un programa, pausarlo o saltarse los anuncios a su antojo. Cuando una idea disruptiva se puede presentar como una metáfora cobra fuerza propia y consistencia.
(4.) Construir nuestra propia caja de curiosidades. IDEO, una compañía fundada en Palo Alto, California, es ahora reconocida como una multinacional de diseño y consultoría especializada en el desarrollo de conceptos a partir de procesos cognitivos, estratégicos y prácticos, que ahora se le conoce como Design Thinking. Una de sus prácticas es dedicar días enteros a identificar nuevas cosas para su caja tecnológica, que es una fuente de aparatos tecnológicos que ponen a disposición de los colaboradores para sus lluvias de ideas, con el fin de generar nuevas asociaciones.
(5.) Aplicar la técnica SCAMPER, que es un acrónimo creado por Osborn y Eberle con el fin de evocar la creatividad: Sustituir, Combinar, Adaptar, Ampliar, Minimizar, Modificar, Perseguir otros usos, Eliminar, Reorganizar y Revertir. Con este acrónimo se debe elegir una idea y aplicar cada paso. De esta forma se generan asociaciones inesperadas. Poner en práctica la asociación, es una alternativa interesante para que nuestros equipos de trabajo creen ideas disruptivas.