Todos quieren ser innovadores; todos tienen ideas que consideran innovadoras; pero pocas verdaderamente lo son. ¿Cómo ser innovador? Según Max McKeown, consultor y especialista Inglés en Innovación Estratégica, la innovación es un conjunto de todas aquellas “nuevas cosas útiles”.
Ello corresponde, según él mismo, a los cambios radicalmente diferentes en pensamiento, productos, procesos u organizaciones, y es aplicable en cualquier tipo de campo: arte, economía, política, negocios, diseño, tecnología y hasta sociología.
Pero siendo la innovación un concepto válido en tantos campos ¿Cómo podemos aplicarlo? ¿Cómo aterrizar esos conceptos que llamamos “innovadores” en acciones concretas? Empecemos diciendo que la innovación está relacionada directamente, tanto con el proceso de una nueva idea, como en su aplicación. En palabras de la especialista de mercadeo Maira Alejandra Aguilar, “la innovación no sólo es la idea sino también un resultado; algo que genera un impacto que se puede medir”.
Ello quiere decir, tajantemente, que cualquier idea que consideramos innovadora, pero cuyo impacto no podamos dimensionar, no es “innovadora”. Una idea diferente, para ser considerada innovadora, persigue ciertos objetivos susceptibles de evaluación:
-Mejor calidad.
-Creación de nuevos mercados.
-Extensión del rango de producto.
-Costos laborales reducidos.
-Procesos de producción mejorados.
-Menos materiales.
-Menor impacto ambiental.
-Remplazo de algún producto o servicio específico.
-Obediencia a las regulaciones.
Estos objetivos son los que verdaderamente definen la innovación y son, en últimas, su materialización. Es por ello que todas las organizaciones deben apuntarle a la innovación de una manera en la que puedan medir unos resultados, y evaluar el cumplimiento de unos objetivos. Una idea innovadora debe convertirse en una realidad, tener impacto en un mercado, y representarle a la organización resultados a favor de sus intereses.
El emprendedor Eudald Domenech sintetiza la innovación de la siguiente manera: “la innovación por la innovación no sirve para nada. Innovar es crear productos que hagan la vida más fácil”. Es así como la innovación exige “la conciencia y el equilibrio para transportar las ideas, del campo imaginario o ficticio, al campo de las realizaciones e implementaciones”. Y la medición de su impacto, es la mejor manera de pasar del concepto a la práctica. Esa es la respuesta a nuestra pregunta.