A pesar la reducción de la tasa de usura en los últimos tres meses, la demanda de crédito sigue cayendo por cuenta del menor crecimiento económico. Según los expertos, la reducción de tasas comenzaría en octubre y se profundizaría en 2024.
En su última reunión del pasado 30 de junio, la junta directiva del Banco de la República mantuvo inalterada, por primera vez desde septiembre de 2021, su tasa de intervención en 13,25%.
En una coyuntura de menor crecimiento y fortalecimiento del peso frente al dólar, el mensaje de la junta -que tomó la decisión por unanimidad- es que no seguirá aumentando su tasa de intervención a la espera de que la desaceleración y la revaluación de la tasa de cambio ayuden a consolidar la reducción de la inflación observada en mayo y junio.
A pesar de haber mantenido quieta su tasa de intervención –que es la tasa de interés mínima que el Banco de la República cobra a las entidades financieras por la liquidez que les suministra en el corto plazo y que éstas trasladan a sus clientes-, las minutas de la junta también revelaron que los codirectores consideran que «no existen aún las condiciones propicias para iniciar un relajamiento de la postura de la política monetaria”.
De hecho, en sus intervenciones individuales durante la sesión del 30 de junio, los directores “profundizaron en el llamado a la cautela en el manejo de la política monetaria» y señalaron que la inflación básica y sin alimentos, en especial servicios, «ha mostrado una fuerte rigidez, lo que indica que, exceptuando los alimentos, persisten presiones inflacionarias importantes».
Sin embargo, los codirectores destacaron que el peso se ha apreciado cerca de 13% en lo corrido del año, mientras que las primas de riesgo se han disminuido de forma sustancial, revirtiendo parcialmente el deterioro relativo que se observó en los dos años anteriores frente a otras economías emergentes.
El mismo 30 de junio, la Superintendencia Financiera certificó en 40,04% efectivo anual la tasa de usura para julio, lo que equivale a 60 puntos básicos (0,60%) menos que en junio, con lo cual se completaron tres meses consecutivos a la baja en la tasa que se paga por el uso de las tarjetas de crédito.
A pesar de ello, el último reporte de la situación de crédito en Colombia del Emisor reveló que el indicador de percepción de la demanda de crédito de todas las modalidades continuó en terreno negativo (ver gráficos).


De hecho, al analizar el cambio en la percepción de demanda por tipo de entidad, para los bancos y las CFC, a excepción de microcrédito en estas últimas, se registraron reducciones en el indicador para todas las modalidades de créditos.
En particular, los indicadores de la cartera de hogares y la comercial se ubicaron en mínimos históricos para las CFC y, para los bancos, la modalidad de consumo mostró un nivel similar al de 2020.
¿Cuánto bajarán las tasas?
Según la última Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo y la Bolsa de Valores de Colombia, BVC, los analistas anticipan una reducción en la tasa de intervención del Banco de la República a lo largo de 2023, hasta ubicarse en 11,75% en diciembre de 2023 y en 9,50% en junio de 2024.
Munir Jalil, director de investigaciones económicas de BTG Pactual, estima que la tasa de intervención del Banco cerrará el año en 12,50% y señala que 2023 será un año de sacrificio para encausar la inflación que, según sus proyecciones, cerraría en 8,2% este año y en 4% en 2024.
Como resultado de ese “sacrificio necesario”, la economía crecería 1,5% este año y 2% en 2024, pero ese menor crecimiento reducirá el déficit del sector externo (diferencia entre importaciones y exportaciones).
“A partir de marzo, los principales indicadores económicos sugieren una desaceleración, con una caída en las importaciones, así como en las ventas minoristas y de manufacturas, a la vez que continúan deteriorados los niveles de confianza”, dice Jalil.
Camilo Pérez, gerente de investigaciones del Banco de Bogotá, explica que aunque la inflación total en Colombia bajará este año de manera importante, la “básica” (que excluye los precios de los alimentos y precios regulados como los combustibles, servicios públicos y transporte) lo hará mucho menos.
“Es el mismo riesgo que vemos a nivel global. Ya estamos viendo la desinflación, pero hay unos riesgos nuevos, principalmente los alimentos cuya inflación cayó del 28% al 18%, lo cual ayuda bastante aunque ya sabemos que viene el fenómeno de El Niño”, explica Pérez quien prevé que la inflación podría cerrar el año en 8,9% y 4,5% el próximo, mientras que la economía crecería 1,5% en 2023 y 1,6% en 2024.
“A pesar de los riesgos, creemos que es posible que la inflación se modere y que más o menos en dos años, entre dentro del rango meta (2%-4%) con lo cual cumpliríamos un período de 5 años en los que el Banco incumpliría su meta”.
En cuanto a las tasas de interés, Pérez considera que tras haber alcanzado un techo de 13,25% “estamos en el punto más restrictivo de la política monetaria en todo el ciclo, por lo cual los recortes se producirían en octubre y diciembre 100 puntos básicos en cada reunión (1%) hasta llegar al 11,25%”.