Al levantar capital, los objetivos no deben ser sólo monetarios, lo más importante es adquirir socios estratégicos que aporten conocimiento y permitan ampliar las redes, es decir, capital inteligente.
Según la Asociación Latinoamericana de Capital de Riesgo y Capital Privado (Lavca) el año pasado las inversiones en capital de riesgo en Latinoamérica ascendieron a US$7.822 millones, lo que equivale a un aumento del 21,7% frente al 2021.
Este auge del venture capital generó un crecimiento del 19% en la creación de startups. Sin embargo, el 75 % de ellas fracasan a los dos años de actividad y tan solo un 25 % logran perdurar en el tiempo.
¿La razón? “El proceso de emprender no es lineal, es cíclico, no hay una etapa que diga en qué momento realizar la primera ronda de inversión”, explica Santiago Rojas Montoya, Director General de Cube Ventures, una firma de capital de riesgo que acelera startups de base tecnológica de América Latina en etapa temprana. “Depende del momento macroeconómico y de cuando se tiene una ventaja clara en el mercado que se pueda capitalizar”.
Según Rojas, los objetivos de realizar la primera ronda de inversión no son sólo monetarios; lo más importante es adquirir socios estratégicos que aporten conocimiento y permitan ampliar las redes, es decir capital inteligente.
Y aunque no hay una fórmula mágica para levantar el capital, el experto formula las siguientes cinco recomendaciones para potenciar los proyectos y no perderse en el camino:
1- Crear un plan antes de empezar. Tener reuniones, adquirir conocimiento y conectarse con cuantas personas sea posible es indispensable para tener herramientas de cómo hacer mejor este proceso. Se debe definir el cofundador, que es quien se va a enfocar 100 % en levantamiento de capital y crear su propia hoja de ruta. Asimismo, es recomendable preparar cada reunión con anterioridad, la improvisación no es la mejor estrategia.
2- Mejorar continuamente. Ser humilde y recibir feedback es una gran oportunidad para perfeccionar y hacer ajustes sobre la marcha, logrando que cada reunión sea más efectiva que la anterior.
3- Pensar en grande. Se debe creer en sí mismo y en su proyecto para que esto se transmita en los demás, eso sí, sin dejar de tener los pies en la tierra. Es importante comunicar el crecimiento que se ha logrado y cuál es su proyección. Los inversionistas necesitan ver el potencial de crecimiento del emprendimiento de mínimo 10X en los próximos años, se debe entregar data que respalde la hoja de ruta para lograrlo.
4- Ser diligente y selectivo. Se debe estar un paso adelante siempre, así que definir el tipo de inversionista que necesita y realizar una previa investigación del mismo permite tener ventajas, adaptando el discurso a sus necesidades. Lo ideal es tener opciones, no solo uno potencial.
5- Generar una relación personal y cercana. Entender las necesidades del inversor, conectarse con él, construir buenas relaciones es acertado para ambos. Finalmente se convierte en parte del equipo del emprendimiento y es con quien se espera tener una relación duradera, entre 9 a 10 años, interactuando frecuentemente. Debe haber un proceso de alineación para tener las reglas claras.
“De cara a los inversionistas, este tipo de inversiones de alto riesgo permite diversificación, ya que el rendimiento de un portafolio que incluye startups es mayor usualmente”, señala Rojas.