La planeación tributaria es un tema crítico que se debe abordar desde una perspectiva gerencial. Este fue el tema de la charla que realizó Crowe Colombia para la Comunidad Misiónpyme. Escúchala de nuevo aquí.
Los gerentes, usualmente, lideran la planeación financiera de sus negocios para cada año, pero fallan cuando no integran en ese análisis una perspectiva tributaria que les permita cumplir con las obligaciones que tienen las empresas según su naturaleza y, además, lograr tanto ahorros fiscales como acceso a los beneficios tributarios contemplados en la ley.
En la charla virtual “Una mirada gerencial de las novedades tributarias del 2022”, organizada por MisiónPyme, el socio director de impuestos y servicios legales de Crowe Colombia, Pedro Sarmiento, explicó cómo arrancar el 2022 “con la casa en orden” y encontrar las mejores herramientas legales y legítimas para reducir la carga tributaria que se debe asumir como empresa.
“Dentro de la planeación tributaria incluimos factores como las actividades de información y toma de decisiones; la participación de todas las áreas de la compañía; los elementos contables, tributarios, financieros y de negocios, y la forma como todo lo anterior contribuye a generar valor a la organización”, aseguró el experto.
En la práctica, esa planeación se traduce en el cumplimiento oportuno de las obligaciones tributarias, la aplicación correcta de las normas vigentes para evitar pagos mayores, una óptima administración del riesgo tributario de la empresa y unos costos administrativos más razonables que redunden en beneficio del negocio.
“Al realizar una adecuada planeación tributaria -afirmó Sarmiento- es posible determinar los efectos de los impuestos en la evaluación de proyectos de inversión, considerar alternativas de ahorro en impuestos y proyectos de inversión y mejorar el flujo de caja sin caer en comportamientos negativos como la elusión o la evasión”.
Igualmente, es posible reconocer si existe un saldo a favor con el fin de solicitar la compensación respectiva. Es decir, pagar la totalidad o parte de una deuda que se tenga con la entidad recaudadora con ese saldo o, en su defecto, pedir su devolución con el fin de emplearlo en mejorar el flujo de caja de la organización.
En ese sentido, es clave considerar que Colombia cuenta con un Sistema de Facturación Electrónica, administrado por la DIAN, que es útil para que tanto ese organismo como los empresarios puedan validar el correcto impacto tributario de sus hechos contables pues, por ejemplo, si no tienen soportados sus costos, no pueden usar esta información en su declaración ante la DIAN.
Igualmente, resulta clave considerar las tarifas especiales de renta a las que pueden acceder zonas francas, prestadores de servicios hoteleros, sociedades que desarrollen su actividad económica en los municipios ZOMAC (municipios afectados por el conflicto armado) o editores de publicaciones de carácter científico o cultural.
Se incluyen en este grupo los beneficios para quienes inviertan o donen a emprendimientos o empresas de economía naranja, generen empleo para trabajadores de 18 a 28 años y mujeres mayores de 28 años que devenguen hasta tres salarios mínimos, aporten a la productividad en el sector agropecuario o inviertan en proyectos de generación de energía no convencional.
A esta planeación tributaria, afirmó Pedro Sarmiento, se le debe prestar especial atención en un año de elecciones en el que se pone sobre la mesa la protección de las inversiones, se evidencia una devaluación del peso colombiano, las empresas continúan adaptándose al modelo de trabajo híbrido, se registra un incremento en labores de fiscalización y recaudo de impuestos, y persiste el reto de cumplir con las obligaciones tributarias.
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