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Más que dedicarse a dar ánimos a sus trabajadores, un líder que aplica la metodología del coaching los ayuda a detonar su potencial para que puedan ser más felices y productivos.
Las imágenes de los directores técnicos de las selecciones de fútbol dando instrucciones a sus jugadores inspiran en algunos jefes la idea de convertirse en el coach de su equipo de trabajo. Para lograrlo necesitan mucho más que saber echar porras o dar ánimos.
El coaching, de hecho, es un acompañamiento que un experto o “coach” realiza a su “coachee” con el propósito de que este último identifique las barreras que le impiden evolucionar en cualquier ámbito y logre superarlas por medio de cierta orientación.
En la actualidad, muchos consultores se definen a sí mismos como coaches, aunque solo deberían ejercer este rol de manera profesional quienes estén certificados por la International Coaching Federation u otras entidades que impartan formación en esta materia o validen la práctica del coach.
Sin embargo, la metodología del coaching, que se fundamenta en saber formular las preguntas adecuadas para detonar comprensión de ciertas situaciones y movilizar a la acción, sí puede ser aplicada en diversos ámbitos de la vida empresarial sin que se requiera una certificación, aunque es deseable tener formación previa.
Rolando Lara, presidente ejecutivo de Abordaje Estratégico – Consultoría, Emprendimiento y Coaching Superior, explica que un buen coach también es quien demuestra una práctica ética de su profesión y puede ser imparcial o neutral en su relacionamiento con los miembros de su equipo de trabajo.
“Un coach no es un consultor que dirige o da lineamientos sobre qué hacer para obtener un resultado, ni un profesor, docente, terapeuta o sicólogo. Es alguien que, a partir de conversaciones profundas, conduce a las personas a la reflexión para que encuentren oportunidades de mejora”, dice el experto.
Además, un buen coach no actúa por obligación, sino que es un líder estratégico que conoce tan bien a los negocios como a las personas detrás de ellos y quiere acompañarlas por convicción para que, al sentirse mejor, aporten al clima organizacional, productividad, competitividad y sostenibilidad de la empresa.
El coaching es un proceso mediante el cual, a través de preguntas poderosas, se acompaña a una persona a identificar sus inquietudes con respecto a cualquier tema para que logre superar esas barreras.
En ese sentido, un buen líder que se compromete a ejercer un rol de coach de su equipo de trabajo:
- Sabe preguntar, escuchar y acompañar a sus trabajadores.
- No da respuestas, sino que conversa con la persona de forma agradable para que esta descubra por sí misma sus propias respuestas sobre lo que la inquieta.
- Cultiva la confianza mutua con el objetivo de que la gente se exprese libremente.
- Promueve la autoconciencia de los trabajadores para incentivar en ellos el compromiso con su desarrollo personal y desempeño laboral.
- Establece y mantiene acuerdos para que el proceso de crecimiento y mejora pueda llegar a un buen fin.
Coaching práctico
En la práctica, lo anterior se traduce en una serie de rutinas en las que, de acuerdo con Rolando Lara, debe primar la inteligencia emocional del líder y sus trabajadores de manera que:
- No se trata de programar cronogramas o reuniones fijas, sino espacios de conversación de forma consensuada según lo permitan la evolución del proceso de cada persona y la dinámica de los negocios.
- Se evite decirle al trabajador en qué aspectos debe profundizar y, en cambio, se le pregunte y se le sugieran ciertos temas a partir de los resultados que él mismo quiere lograr.
- Si el trabajador tiene claro lo que lo inquieta, como miedo al desempeñar su cargo o desconfianza hacia el jefe, se le ayuda a reconocer cómo cree que va a impactar en él trabajar esos miedos.
- Se dejan tareas que la persona pueda desarrollar entre un espacio de conversación y otro para que poco a poco se acerque a su objetivo y exista una motivación constante.
“Debemos comprender, aprender, desaprender y volver a aprender de todo lo que ocurra en el proceso de coaching para que las conversaciones sean fructíferas y se logre una alineación en la que, a pesar de las diferencias, se busque también el bienestar de la organización”, asegura el presidente ejecutivo de Abordaje Estratégico.
Finalmente, es necesario aclarar que, si el líder observa que alguno de sus trabajadores tiene problemas de índole médica, psicológica o psiquiátrica, debe remitirlo a un especialista en la rama que corresponda.